domingo, 5 de abril de 2009

ATARDECER EN LAS VEGAS,

DE IVÁN DARÍO UPEGUI

 

Por Iván de J. Guzmán López

Iguzman2007@une.net.co

 

Entre las más deliciosas lecturas, de esas que para un lector voraz constituyen siempre un tesoro, están, a no dudarlo, las memorias del escritor o del artista. Ellas se abren como flores, se ofrecen como selvas, son un concierto de voces, de música, de silencios, de vida y de añoranzas; ellas cuentan, larga y morosamente las aventuras, alegrías y tristezas de una vida edificante que está pasando, y que se queda definitivamente ─por la magia de la literatura─,  en el ancho mundo para solaz y paradigma de muchos.

Son clásicos ya, en el género de las memorias, Días de infancia, el conmovedor relato autobiográfico de Gorki, que empieza con Gorki, niño, ante la muerte del padre, y cierra cuando muere su madre, “un domingo del mes de agosto; el espléndido relato El cuento de mi vida, del danés  Hans Christian Andersen , que abre haciendo alabanza de su hogar, en especial de su joven padre, un zapatero lector, y cierra narrando su regreso triunfal a Odense, el día más feliz de su vida, “un 6 de diciembre de 1867”; la Autobiografía, de José Martínez Ruiz  ─Azorín─ ; la Autobiografía, de Chesterton; la Autobiografía, de Borges;  Vivir para contarla, de Gabo; Salvado por los cuentos. Memorias de infancia, juventud y literatura, de Hernando García Mejía y Memorias de un niño, de Jorge Amado, entre muchas otras.

A las anteriores, con muchos méritos literarios y estilísticos, debo agregar el libro Atardecer en “Las vegas”, del escritor Iván Darío Upegui.  Por sus 275 páginas, impregnadas de un halo vital, desfilan personajes entrañables que forjaron un carácter, una temprana concepción del mundo y un claro perfil de escritor: el tendero Diofanor, su amigo Gregorio;  Zacarías, el pastor protestante; don Antonio Madrid, dueño de Mercados Madrid; don Miguel Sierra, el padre Juan N. Mesa, la profesora Eumelia, la señorita Ángela, el padre Álvaro, el padre rector, el papá de Carrancho, la mamá de Checho, su amigo Martillo, “el hidrocefálico” ; Oscar Arboleda, “Oca”; Betsi, el profesor Gustavo Giraldo, el profesor Víctor Arana, Don Javier, La tía Melania, el padre y la madre, entre muchos otros personajes que compartieron la vida y edificaron el mundo de Iván Darío, en el marco de una cuantas cuadras, junto a Mercados Madrid (que todavía existe), el colegio Ferrini, al lado de la 80, y la tienda mixta “Las vegas”, en una calle del Estadio.

El libro abre con los pasos del autor, ya maduro, recorriendo los espacios de su colegio Ferrini (guardián de su antigua alma de niño), de la mano de los recuerdos y la tenaza de la nostalgia. Cierra, usando la técnica de la circularidad en la novela, con un bello y premonitorio juego de palabras:

“¡Oh palabras! ¿Qué hiciera yo para recuperarlas? Esas palabras algún día serán contadas con otras palabras, cuando me siente a escribir lo que veo hoy aquí en “Las Vegas”, lo que he conversado con ustedes, los recuerdos que han venido a mi memoria. El niño que corría por estas calles, el joven que apenas aparecía en las mañanas y marchaba hacia el colegio, el adulto que iba y venía del trabajo. Entonces recurriré a ellas para contar  lo que fui y ya no soy. Algún día, cuando esté más viejo, volveré de nuevo. Si ya no las encuentro o si ya no me ven, trataré de asirlas, de estrujarlas, buscándolas en el aire, conversando con quien quede en estas calles y las haya escuchado”. (…).

El escritor Iván Darío Upegui, Administrador de Empresas de la Universidad de Medellín y Contador Público de la Universidad de Antioquia, nació en Medellín el 15 de julio de 1960. Trabajó varios años con empresas de los sectores bananero y cafetero. Desde el año 2001 ocupa los cargos de Gerente de Mercadeo y Jefe de Gestión Social y Servicio al Cliente del Metro de Medellín, posición que le ha servido para dinamizar la gestión cultural con programas como Palabras Rodantes y Bibliometro –en asocio con COMFAMA-, al igual que el  Festival de Cine Colombiano, el concurso Un cuento para tu ciudad en 100 palabras y varios homenajes a escritores y autores antioqueños, entre otros. También ha publicado artículos y crónicas en algunos periódicos y revistas de la ciudad.

 

Atardecer en “Las Vegas”, un delicioso atardecer, para leer al vaivén de nuestro Metro.